Allá donde estés
Dinkel |
Como si nada pasara, como si nada ocurriese, bien ataditos, se confundieron seguramente con el gélido frío de la noche o fue de madrugada, ya más que fríos o derretidos los sentimientos y los duelos, fuesen arrastrados, ignorantes, a este futuro posiblemente que su dueño en vida, jamás hubiese querido.
Hay muchas formas de abandonar y desatender, esta es una de ellas. Pero aquí no se desatiende sólo a los perros, hay algo más, aquí se provee al dolor de una despótica apariencia.
Dinki |
Nada, que la vida es así. Ahora, desubicados, desconsolados a su manera, nada adaptados a la supervivencia de un refugio, puede que mueran de pena, puede que dejen de comer, puede que alguno les muerda, puede que alguien les acoja de nuevo entre paseítos y tardes al sol, puede que por simple compasión sean adoptados o puede que se pasen el resto de su vida entre esquinas y asco, pero lo que está claro es que van a pasar tanto frío como el resto. Mucho, tanto cómo el que padecen las tuberías cuando se congelan, cuando las placas de hielo surcan los patios y cuando todo parece ponerse patas arriba. Lo harán como el resto, pero a ellos, nada acostumbrados si es que pueden acostumbrarse, les costará un poco más.
Dinkel y Dinki, lo sentimos, vuestro dueño falleció, es lo único que sabemos, ¡Ah, bueno! y el gracias.
Sin ningún segundo para dilapidar, de nada.
Aquí están. adopciones@protectoraxativa.org
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