26 de enero de 2011

De nada

 Allá donde estés

Dinkel
 Bajo un lacónico  y hasta lapidario mensaje que ponía “El dueño ha fallecido, gracias” aparecieron hace unos días, solo unos cuantos,      tres pequeños y aterrados perritos   atados como un racimo en la puerta del Refugio. El tercero tuvo suerte en ser adoptado el mismo día.
 Como si nada pasara, como si nada ocurriese,  bien ataditos,  se confundieron seguramente con  el gélido frío de la noche o  fue de madrugada, ya más que fríos  o derretidos los sentimientos y los duelos, fuesen arrastrados,  ignorantes, a este futuro posiblemente  que su dueño en vida, jamás hubiese querido.
Hay muchas formas de abandonar y desatender, esta es una de ellas. Pero aquí no se desatiende sólo a los perros, hay algo más, aquí se provee al  dolor de  una despótica apariencia.
Dinki
Nada,  que la vida es así. Ahora, desubicados, desconsolados a su manera, nada adaptados a la supervivencia de un refugio,  puede que mueran de pena, puede que dejen de comer, puede que alguno les muerda, puede que alguien les acoja de nuevo entre paseítos y tardes al sol, puede que por simple compasión sean adoptados o puede que se pasen el resto de su vida entre esquinas y asco, pero lo que está claro es que van a pasar tanto frío como el resto. Mucho, tanto cómo el que  padecen las tuberías cuando se congelan, cuando las placas de hielo surcan los patios y cuando  todo parece ponerse patas arriba.     Lo harán como el resto, pero a ellos, nada acostumbrados si es que pueden acostumbrarse, les costará un poco más.
Dinkel y Dinki, lo sentimos, vuestro dueño falleció, es lo único que sabemos, ¡Ah, bueno!  y el gracias.
Sin ningún segundo para dilapidar, de nada. 
Aquí están.                                                               adopciones@protectoraxativa.org

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