Querido perrito, nos alegramos mucho que hayas vuelto, no puedes imaginarte lo que te echábamos de menos y lo mal que lo hemos pasado, lo cierto es que ya sabes, a veces, las cosas no son lo que parecen y cuando parecen, realmente no lo son.
Somos muy mortales, normales y corrientes. Suponemos que como el resto. Por eso, nos podemos equivocar y vaya si nos equivocamos pero dentro de nuestras limitaciones hay cosas que no podemos llegar a comprender, debe ser por nuestra condición de efímeros portadores de una existencia finita que asumimos modestamente.
Como sabes, siempre buscamos adopciones responsables, personas que saben que lo que adoptan es un ser de pasado desconocido, que puede estar enfermo, sano o ser víctima potencial de su propia genética. Además es una especie de acuerdo invisible de cariño y atención que tantas ventajas emocionales aporta para ambas partes, es como un contrato de emociones en donde las emociones no aceptan ni admiten contrato, solo mutua salud emocional.
La enfermedad que tenías era totalmente curable, sólo hacía falta una buena dosis de paciencia, constancia en la medicación, un poquito de atención y si no era mucho pedir, un poco de cariño.
Pero no, la enfermedad no tenía cobertura, era una contingencia inasumible.
Tataremos tu Leishmania como hemos tratado otras tantas, como esa que te impidió continuar tu nuevo viaje y casi gritando reclamaremos sensatez porque por una Leishmania tratable no se mata ni por un resfriado ni por un miedo, el miedo y el mal argumento es el que mata y aquí, por poco te vas al mundo de las tinieblas de donde no hubieras podido salir, ni te hubiéramos podido recatar para acercarte al mundo de las estrellas.
Querido perrito, querida recién estrenada madrina, odiosas tinieblas, requemados miedos, estúpidos argumentos, lo sentimos, no podéis permanecer juntos, ya no.
No lo vamos a permitir.
Querido perrito, bienvenido de nuevo. Si el hueco que te mereces está ahí, lo encontraremos.
Saludos de gratitud, al tiempo, a la oportunidad, a los esfuerzos , a la coordinación, al reloj que nos machacó y a los malos pensamientos que sucumbieron mientras intentábamos arreglar la realidad.
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