Hoy es un mal día, ayer también. Ha sido un mes negro, crudo, duro.
Pero hoy, 3 de enero de 2011, el abuelito Argento, con casi toda su vida en el Refugio, se ha ido con las estrellas. Ya no tenía calidad de vida y su vida, apaisada y casi deslizada, no era el mejor de los futuros. Por suerte, la muerte digna le dio la mejor de las despedidas, sus ojitos se quedarán para siempre en la retina de más de una persona.
No conseguimos encontrarle casa, no conseguimos hacerle un hueco pero parece que a Yayito, el perrito al que posiblemente su dueño o dueña muriera y sus familiares no lo quisieron, tampoco. Carece de dientes y no puede comer pienso y se consume. Hicimos llamadas desesperadas. Pero no es fácil, es difícil encontrar casas de acogida y mucho más difícil para perros ancianos. Lo sabemos. Nadie quiere la posibilidad tan cerca.
Querida Cher, tu amigo Argento ya se ha ido y te has quedado sola en ese patio tan excesivamente abierto y destemplado, tan impersonal y ruinosamente afectivo. Tan carente de trato y caricias. A veces tan olvidado.
Lo sentimos, mucho. Ponerle nombre a cada perro que entra, significa no ya solo identificarlos sino darles una “dignidad”, un protagonismo, un derecho que nunca debieron ni deben perder.
Y se les toma cariño, mucho cariño porque son hijos de nadie y propiedad de todos nosotros, de todos los que día a día, tramo a tramo, intentamos buscarles una salida a su incierta existencia. Y cuando pasan unos cuantos años y les llamas por su nombre y te acuden, quizás es la absurda recompensa de una realidad que les pide explicaciones a diario por si acaso merecen continuar vivos. El frio, el calor, las tejas que se sublevan, las condiciones extremas, el día a día, demasiada factura a veces.
Hoy nos duele mucho. Este último mes ha sido muy duro y lo reconocemos. Por qué no. Para estupideces y desencantos siempre hay tiempo, para la lágrima seca ya es más selectivo el consuelo y para el llanto, es una emoción.
Se nos han escapado más de una lágrima y más de un problema continuamos sin solucionarlo pero quizás el sabor agridulce de todo esto es que , por lo menos, Marian, madrina de Hidra posiblemente se llevará a su casa a Celet hasta que mejore de sus heridas y transcurrido el tiempo, ya con el pasado más aplacado … bienvenida.
Por lo menos, seguiremos apoyándonos mutuamente y por lo menos, todos los que les ayudan, se alegrarán como nosotros nos alegramos cuando una foto de Finales Felices surca el horizonte de la certeza o alguien ofrece su casa como acogida.
Hoy nos duele el tiempo y nos duelen muchas cosas, es como si el corazón se encoge y aprieta no dejando respirar. Sabemos que no hay derecho al abandono, que son vidas, seres vivos con emociones.
Les cogemos mucho cariño porque hay un trato diario, frecuente, les atendemos como podemos, los difundimos, les fotografiamos mil y una vez por si acaso alguien les descubre un inquietante y misterioso ángulo en su hermoso espíritu animal, sabemos que es muy difícil… que muchos acabarán como Argento, como Lluvia o como Cofi, como los cachorritos que fueron incapaces de sobrevivir o como tantos y tantos para los que el tiempo no fue más que una anécdota en su existencia.
Pero también sabemos que otros muchos acabarán como Teka, Shana, Nuca, Zen, Dimi, Norte, Breki, Elvis, Neska, Marty , Bilma, Betty y tantos y tantos que como pequeños reyes dan vida a un hogar, revuelven la sonrisa en la alfombra del comedor y te recuerdan que valió la pena tanto esfuerzo.
Teníamos unos cuentos preparados, unas imágenes que comenzaban un buen inicio de año pero ya sabes, todo es posible. Hay días y días, hoy es uno de los muchos días pero no el único.
No queremos entristecerte, sólo que nos resulta doloroso y te lo contamos, te podemos asegurar que no nos importa compartirlo contigo si acaso lo quieres compartir, tampoco pasa nada. Si no te interesa, no te preocupes, vamos a entenderlo.
Tal vez esta lágrima vaya dirigida a la memoria de muchos Argento y Cofi, cientos de Lluvia y Duda, Corqui, Mafy e incalculables camadas, pequeñitas como el puñito de un bebe.
Pero ya sabes, continuamos. Nos quedan y quedarán muchas miradas expectantes a las que hemos de hacerle un alto en su camino para que, si es posible, descubran lo importantes que para nosotros son y lo importantes que pueden llegar a ser para quien les consiga descubrir.
Como ese alguien que descubrió la dulzura de Muguy, que preparó un buen regalo de Reyes o para quien al final, tendrá que decir eso de que… “hay que seguir.”
En los domingos, fiestas guardadas y sin guardar, todo el año, caiga como caiga. Siempre habrá alguien para atenderles, alguien que se quitará sueño de cena, fiesta cotillón y se pondrá por pijama las manillas del despertador mirando al Albergue.
Por eso, con la lágrima a cuesta que nunca llegue el día en que mirándonos nos digan que ya no pueden más, que para qué vivir, que para qué sufrir, que para qué tanto frío en invierno y tanto calor en verano, que para que si nadie les hará un hueco en su casa. Que están cansados y hartos de tanta jaula y tanta esquina muerta. Tantas horas y tantos días.
Pues no, no sabremos qué decirles pero posiblemente haremos absolutamente todo lo que podamos mientras restregamos nuestra esperanza humana en lo más profundo de su piel animal. Será lo suficiente como para que nos perdonen. O al menos eso esperamos.
Queridos pequeños, vuestras caritas indefensas, dependientes o tan exageradamente afable a veces… Vuestras expresiones, vuestra conducta… esos huesos dispersos, esas heridas provocadas, ese hambre atrasada con frio tan inmenso, esas cadenas tan apretadas de por vida, esos huesos tan oscuros en esos huecos tan profundos, esas miradas tan tristes… aprendemos mucho de vosotros.
Pero a veces, esta gran comedia de la vida, esa vanidad como arenas movedizas de la razón como dijo George Sand, este espectáculo, no permite que vuestras enseñanzas, vuestra sabiduría, aligere el peso que arrastramos y que tanto condiciona la Historia.
Poco importa, lo único que realmente nos importa es continuar con vosotros, ayudándoos todo el tiempo que podamos, no tenemos tiempo para más.
Así de sencillo resulta… tanta complejidad envuelta en un deseo. ¡Si es que tenemos tanto que aprender…!
Hoy para ti Argento, para tí Yayito, que tanto necesitas ahora mismo y con urgencia una casa de acogida. Hoy para muchos que no consiguieron llegar a tiempo a pesar de que los siglos se pusieran como sombreros delante de una intemperie asesina, junto a una debilidad progresiva o junto a millar de esfuerzos baldíos.
Hoy es para ti, voluntario, voluntaria que has rodeado las horas en este extraño suceso de acontecimientos donde el corazón llega a encogerse tanto, tanto, que duele. Y es un dolor que no importa que se rían por si dudan de su existencia, para nosotros es dolor. Punto.
Y seguido.
Y seguido.
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