Hola a todos los que como yo estáis hartos de oír que no podemos hacer nada, que el problema es muy grande para solucionarlo entre unos pocos. Podría contaros mil historias para llorar: las podenquitas atadas toda la vida a sus casetas, los que abandonan en las carreteras, los que mueren, los abandonados en el refugio, etc.
Pero no lo voy a hacer, voy a comenzar el año contando un cuento que seguro que no cambiará el mundo pero puede cambiar una vida.
Y el cuento comienza así:
Cada atardecer, un muchacho recorría la playa arrojando al agua las estrellas de mar abandonas en la arena por la marea baja...
Sabía que al día siguiente, con los rayos de sol, las estrellas morirían inexorablemente.
Un anciano pescador que vivía a metros de la playa, contemplaba al muchacho día tras día cumplir con la tarea de devolver las estrellas del mar.
Una tarde decidió hablarle:
Cada atardecer, un muchacho recorría la playa arrojando al agua las estrellas de mar abandonas en la arena por la marea baja...
Sabía que al día siguiente, con los rayos de sol, las estrellas morirían inexorablemente.
Un anciano pescador que vivía a metros de la playa, contemplaba al muchacho día tras día cumplir con la tarea de devolver las estrellas del mar.
Una tarde decidió hablarle:
- No entiendo por qué gastas tus energías en esta tarea inútil. Hay kilómetros de playa donde todos los días las estrellas de mar agonizan y mueren. Tu esfuerzo no marcará ninguna diferencia.
El muchacho miró al anciano a los ojos, tomó una estrella, la arrojó al agua y dijo:
-¿No cree que para esta estrella sí habré marcado la diferencia?
Cuando leí este cuento vi a mucha gente reflejada en ese muchacho y muchos miles reflejados en el pescador. Sé que no puedo cambiar el mundo, pero si puedo hacer la diferencia aunque sólo sea para un animal, sabré que mi vida no habrá sido en vano.
Va dedicado a mi Misi que ha sido y es una gran luchadora y a mis perros: sin ellos mi vida no tendría sentido.
La Roya
El muchacho miró al anciano a los ojos, tomó una estrella, la arrojó al agua y dijo:
-¿No cree que para esta estrella sí habré marcado la diferencia?
Cuando leí este cuento vi a mucha gente reflejada en ese muchacho y muchos miles reflejados en el pescador. Sé que no puedo cambiar el mundo, pero si puedo hacer la diferencia aunque sólo sea para un animal, sabré que mi vida no habrá sido en vano.
Va dedicado a mi Misi que ha sido y es una gran luchadora y a mis perros: sin ellos mi vida no tendría sentido.
La Roya
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