16 de febrero de 2011

Mi fiel amigo


Intentando detener inocentemente el tiempo, hemos construido un pequeño cielo artificial de estrellas sin forma y con cuerpos ajenos al infinito y cercanos al eterno recuerdo. Estrellas como puntitos de color y formas cercanas a las de ese dolor tan crudo y tan particular, tan profundo y doloroso que produce la ausencia del ser querido, sea o no irracional, al fin y al cabo fue un ser, qué más daba cómo se le definiera. Qué importaba lo poco que importara su definición.
   Hemos puesto el pequeño firmamento lleno   de cariño, de ternura, de memoria y de recuerdos.
De la crueldad, no hay aguante ni argumento que la sostenga.  Quizás por ello, este cielo construido albergue y acoja a todos. Albergue a la lágrima que arrastra la memoria.  Albergue al sin nombre, sin futuro y sin suerte y por supuesto albergue    si es posible para siempre en el recuerdo a las muchas  e inocentes víctimas de la crueldad humana. Es un cielo construido para todos y en la memoria de todos, por eso, vaya por  muchísimos nombres sin nombre, por todos   aquellos que viajaron con nosotros un poco o muchísimo tiempo, que nos acompañaron las vacaciones, las enfermedades, los silencios o los llantos, la tarde olvidada o la  terrible noche. Que nos transmitieron más de una lección que tal vez, debimos de aprender y nunca olvidar, que intentaron abrigarnos mientras ellos tiritaban de frio y para todos aquellos que no comprendiendo el valor de la prisa, quisieron que cejáramos en   nuestro orgullo evitando una  espera  inútil.
  Para los  que nos lo dieron todo, absolutamente todo, quizás por un paseo, una mirada o ya con la edad arrastrando la artrosis, un buen canto a la paciencia y a la bella sonrisa mientras el veterinario confiaba pronta recuperación para una biología sin vuelta atrás. Vaya por nuestros hermosos amigos irracionales, vaya por nuestra ignorancia, vaya por su consuelo.
 Vaya por este cielo, lleno de estrellas. Repleto de estrellas, muchas, tan inocentes...
Hasta siempre fieles amigos,  queridos y más que fieles amigos, los que conocimos y los que no llegaron a crecer y  los que ya crecidos, la vida se les arrebató.
  Dedicado a Toby, murió hace unos días  con 14 años dejando abandonado  y entristecido el corazón  de los que tanto le querían.
  Dedicado a todos. A los que se fueron. 
Dedicado a las emociones, al corazón, a ese sentimiento que a veces mueve tantas montañas.  
16/02/2011
  
 
 



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