21 de enero de 2011

Casi todos...Sant Antoni


Al santo la verdad es que no le vi, las personas iban y venían, de aquí allá, de allá aquí, los animales – no todos- esperaban en las aceras y en la calzada a una marea de humanos que se componía en una misma dirección, unos soñando con la bendición, otros ilusionándose con el paseo, otros emocionados con su día, agotados de tanta prisa  anterior, de tantos preparativos o    surcando lágrimas por sus rostros como emocionados por un tiempo que conseguía adelantar al propio Tiempo. 
Muchos, con buen estímulo desempolvaron su mejor sonrisa. Otros, ya la llevaban desde siempre y otros la estrenaban.
Para unos era    un domingo diferente para otros, un laboral y corriente más.     
Los animales,  los invitados de lujo, en su mayoría perros, algunos gatos, peces de colores, algunos caballos un poco nerviosos ante el cerrado bullicio,   todos,  los auténticos protagonistas, tal vez  se comportaron como los más ajenos al evento, incluso por qué no, llamarle la atención al santo para que recurriera a  dar un poco de sensatez  y sensibilidad ante tanto  maltrato y abandono.
Unos, se refugiaban bajo el espacio abierto, otros se estresaban acurrucados como esponjas y otros sencillamente caminaban tan alegremente junto a sus mejores amigos bípedos. Confiados, no les importaba en absoluto ser objeto de conmoción, de bendición o   de emocionada caricia.   

 
Se respiraba un aire diferente, tal vez porque en el fondo el vínculo, la relación hombre-animal sigue perdurando a pesar de todo y resulta gratificante cuando se les llega a considerar    como pertenecientes a una misma unidad familiar. No todos por supuesto, por desgracia.
Las personas se concentraban y se definían a lo largo de un paseo con un destino, la Plaza de Sant Pere. Se concentraron para un desfile de emociones y de intenciones, de energía fuera o no vinculada al santo, lo importante era la concentración, el estar allí.   
 Unas cuantas personas recogieron en sus manos una pancarta que tanto dice y que tanta historia tiene tras de sí.  Se dirigieron poco a poco hacia un lugar donde un párroco simpático y afable bendecía con alegría a aquellos que tuvieron un poco de suerte en su camino. Mucha gente emocionada recorría aquél largo pasillo de miradas entre curiosas y emocionadas.
Tras de sí, todo un tremendo  esfuerzo de voluntariado anónimo que rescataba año tras año y  para el propio motivo, una tradición, una costumbre, un añejo principio de respeto hacia las bestias  y fieras  que tal vez ya es hora que dejen de serlo.
Unas palabras emocionadas y dos discursos bien construidos. Respeto, voluntariado y colaboración.
   La convivencia es fundamental y para que sea fundamental la caquita entre otras cosas hay que recogerla. Pueden decirlo ellos con ordenanzas municipales pero siempre se insistirá por la cuestión básica del respeto y que este sea y sobreviva siempre sin ordenanza.   Será más natural.  
Cientos de clics se dispararon, cientos de cámaras ajustaron su diafragma y levantaron su vuelo campeando entre expectación, cantos de  “albaes” y más una persona tremendamente emocionada.
Hoy quizás, días después, allanado el camino para otros eventos que han sucedido, otras desgracias que han sobrevenido y otros impresentables argumentos que han acaecido, van a quedar unas imágenes, estas. Todas las que se pudieron, todas las que materialmente entraron. Los cerditos no acudieron, ni los toros ni las vaquitas pudieron acudir. Pero  en su lugar, vinieron  muchos corazones en su nombre.





De este nuestro  particular San Antoni 2011 ,  un recuerdo al santo y a todo lo que ahora mismo representa, patrón de los Animales.
Desde aquí, nos quedamos con unas cuantas fotos en la que todos no pueden estar, pero aunque no estén, son todos ellos. En el inicio, en el trayecto, en el recorrido, en el stand, en el corazón, están todos.
Para estas particulares criaturas y para todos los mortales que por ellos día a día, luchan por ofrecerles un futuro, lloran y se quedan cortos, caminan demasiado lentos o no llegan a entender qué está pasando  y por qué hay tanto  abandono, queden una cuantas tomas , unos recuerdos y todos los respetos posibles aunque en algunas ocasiones el GRACIAS haya tenido que ponerse al   revés.   











(Extraído del Diario de un Visor fotográfico y su clic)























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